miércoles, 24 de marzo de 2010

Seis de la mañana


Nunca te garanticé que no habrías de enfrentarte algún día al espanto de que el príncipe se te convierta en rana, o vos princesa, en arpía despiadada. Se te hicieron las doce, Cenicienta, y el zapatito siempre te quedo chico, te hizo ampolla, te dejó en carne viva el talón de Aquiles.

Quedaste en corto, lo poco que te funciona, funciona a reglamento. Te rompiste un poco, no mucho, pero te caíste sin tiempo de poner las manos, buscá, buscá que el pedacito que se te saltó no puede estar muy lejos, que nadie pise, tene cuidado, espera que yo te ayudo, cuando lo encontremos vamos a ver cómo lo pegamos, ojalá que este enterito, que cosa, mirá qué justo ir a romperte ahí.

Ahora tenés miedo y andás un poco con el rabo entre las piernas. Pero ¿por qué estás tan triste?, tenés que enojarte, sacudirte, revolcarte. Gritá y pataleá. Siempre entendés todo, no entiendas nada y enojate, energizate con la furia, sangra si es que hace falta pero no llores.
Image - Adjustments - Desaturate, quedaste en blanco y negro, pero vas a ver que en unos días te vas a ir sepiando, y en unos días más te va a volver el colorcito.

Tomate un té y volvé a la cama, mañana tenés que levantarte temprano, mañana hay cosas que hacer, mañana hay que vivir. Pero no, no insistas más, todavía no, el cartel lo dice bien clarito: “romper el invierno con el martillo y usar la escalera sólo en veranos de emergencia”

Paula Hewson
24-03-2010

No hay comentarios: