miércoles, 13 de enero de 2010

Esperando el impacto

Puedo decirte esto de cualquier forma, puedo hablarte en lenguas extrañas, puedo usar tantas voces como se me vengan a la mente. Puedo hablarte con la boca llena de espinas, con los ojos, con el cuerpo, con el clítoris, con el ritmo de la respiración. Puedo escribirte o puedo gritarte, puedo dejarte mensajes en el cielo o mensajes en el celu. Puedo escribir con tizas sobre tu vereda para que la lluvia lo borre o puedo manchar de brea el blanco capot de tu coche.

Puedo ser tu sueño más hermosamente cursi o puedo ser el Freddy de tus Martes 13. Puedo también quitarme la piel y clavarla con chinches doradas en la cabecera de tu cama o puedo bordar mis iniciales en todas tus toallas. Puedo ser un gatito de almohadón o un gigantesco culebrón que se arrastra en silencio sobre su vientre viscoso.

Puedo escribir un cuento, narrar en versos, llenarte de haikus los bolsillos o practicar el lenguaje universal de las señas cuando recorra tu cuerpo con las manos tibias. Puedo ser en la realidad y en la ficción, puedo ser la reja de tu balcón, puedo ser el reflejo en el charco de tu patio o la cara que ves a través del espejo retrovisor.

También puedo levantarte las veredas a taconazos o derrumbar tu medianera. Puedo construir sobre un pantano pero no puedo levantarme en tus cimientos. Puedo repiquetear en tus oídos, puedo gotear desde tu canilla. Puedo ser el infierno que se le olvidó recorrer a Dante y puedo ser dios en cada página de tu biblia.

Puedo sellar mis grietas sin telegrama de preaviso cuando te encuentres adentro o puedo hacerte socio vitalicio del amor.

Ay, puedo gatillar cuando no te atrevas, puedo ser tu deja-vú con otra idea y en otro lugar, puedo ser el olor agrio de tus malvones, también puedo ser la Nereida de tu fuente, la omnipotencia que hace que se te pasen ciertos detalles, la novia de Peter Pan, la Alicia del país de tus maravillas. Tu píxel muerto, tu anillo de oro, tu talego, tu orgullo y tu decepción. Puedo ser la que te ahogue con una almohada en el medio de la noche y por qué no el motivo de tu resurrección mañanera.

Puedo darte una sed tremenda, puedo galopar tus campos a traviesa y puedo anclarme en el triángulo de tus Bermudas. Puedo salir de tu heladera, puedo anidar en tus cajones y puedo enterrarme en tus cementerios. Puedo revolcarme en tu cama tendida, puedo ensuciar todas tus ropas. Puedo darte el delirio que me pidas, puedo ser fuego, agua, viento y tierra.

Puedo pensar en no quererte si me lo pedís correctamente. Me atrevo a ser tu fiesta sorpresa, la serenata en tu ventana, tu propuesta indecente. Puedo ser el arbolito que te falta plantar, el libro que escribas post mortem y puedo darte el hijo que no querés.

¿Y entonces qué?...
Come on baby, light my fire.

MC
Enero 2010, para M., que lo vivió.

miércoles, 6 de enero de 2010

Who´s gonna ride your wild horses?


Así que tenés frío… ¿ahora tenés frío?
¿Ahora te tiritan los dientes?, ahora te está castañeteando el alma…

Se te congeló la punta de la lengua… se te pusieron moradas las yemas de los dedos…

¿Así que se te vino el invierno encima?, te salteaste el otoño y se te llenó de escarcha la bragueta, empezó a nevar adentro de la bola de vidrio dónde vivís… A ver, dejame darla vuelta, dejame sacudirla para ver cómo te revolcás entre los copitos, dejame ver si caes de culo o paradito como siempre, dejame agitarla una vez más antes de revolearla adentro del placard de las cosas en desuso.

¿Ahora tenés bajo cero en la sensación térmica? Se te cristalizaron los lagrimales y llorás por las palabras, llorás como una Magdalena al pie de la cruz donde me dejaste clavada la última vuelta. Me dejaste porque perdías el charter, chico fino, a vos que cualquier bondi te dejaba en ningún lado.

Ahora tenés ganas de que te tejan la bufandita azul, vos, pechito argentino que ibas descogotado por los boliches en plena helada. Así que tenés frío y el pelaje no te alcanza, el gas te lo cortaron porque tenías cosas más blancas que garpar; pero ahora mi estufa no calienta, mi leña se quema en otros hogares y tu carboncito chaqueño queda lejos. Hacete la caminata hermano, pateáte esos kilómetros que le debés a la familia, no vengas con tus labios paspados a repetirme historias que borré a lengüetazos.

¿Ahora tenés frío…? Con 32 grados vos tenés rocío en las ojeras y yo, yo tengo los pies bien calentitos. Qué pena viejo, a veces es tarde y no hay más cuerda.

MC
Enero 2010.